domingo, 20 de enero de 2013

Todo normal


Juan José Millás  18/01/2013 www.diarioinformacion.com

A ver, a ver, que aquí somos muy dados a la histeria. Lo de los 22 millones de Bárcenas en Suiza ya lo ha explicado él: eran de unos amigos a los que el extesorero del PP estaba echando una mano para mover un poco su dinero. Al dinero, cuando se queda quieto, se le nota su procedencia.
-Mira, es de una comisión ilegal.
-Que no, que es de un atraco.
-Ni de un atraco ni de una comisión, es de un desfalco.
A lo mejor no es de una cosa ni de otra, pero como a la gente lo que le gusta es criticar, al final el dinero tiene que viajar sin pausa para evitar la propagación de estas infamias a las que los españoles somos tan dados. ¡Pobre Bárcenas, el lío en el que se ha metido por echar una mano a su gente! Luego está lo de la amnistía fiscal de De Guindos, de la que podrían haberse beneficiado parte de esos 22 millones. 

Bueno, pues ya hay gente por ahí, en los bares, insinuando que se proclamó pensando en Bárcenas y en toda esa pasta de oscura procedencia. Vamos a ver: ¿en qué cabeza cabe que a todo un ministro de Economía, con el trabajo que tiene, le quede un rato (con minúscula) para perpetrar semejante atropello? La amnistía fiscal se hizo para echar una mano a la delincuencia grande en general y no pensando en Fulano o Mengano.
Está también el caso de ese señor que conduciendo en sentido contrario por una autopista se cargó a un pobre contribuyente y que ha sido amnistiado por el Consejo de Ministros. Pues bien, no habían pasado tres horas de la amnistía cuando alguien señaló que en el despacho de abogados que lleva la defensa del condenado trabaja un hijo del ministro de Justicia. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra? ¿Son o no son ganas de buscarle tres pies al gato? Menos mal que el propio despacho se ha apresurado a señalar que el hijo de Gallardón no ha tenido nada que ver. Queda claro, pues, que no se trata de un caso de tráfico de influencias.
En cuanto a lo del ático del Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, ¿qué pasa? Pues nada, que se lo ha comprado. Ha ido al paraíso fiscal en el que lo habían puesto a la venta y ha llegado a un acuerdo con el testaferro que lo detentaba. Todo normal. A ver si no nos ponemos tan histéricos.

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