domingo, 30 de junio de 2013

España da vergüenza

Juan Torres López - Publicado en Público.es el 29 de junio de 2013

Da vergüenza un país en donde justo cuando el gobierno se embarca en vender la que llama Marca España, como si fuera una simple mercancía (no puede ser casualidad), los medios de comunicación desvelan una escandalosa trama de corrupción en la que están envueltos la mayoría de sus dirigentes, personajes corruptos que han hecho del servicio público la fuente de su lucro personal a base de concederse sobresueldos con el dinero de todos los españoles o con el de las empresas a las que han hecho favores allí donde gobiernan.

Da vergüenza un país en donde nada más y nada menos que el responsable durante años de las finanzas del Partido Popular que nos gobierna acaba de entrar en la cárcel porque sus fechorías son ya indisumulables y que los dirigentes de su partido, justo a los que ha estado financiando generosamente durante años, no tengan nada que decir y se hagan los locos.

Da vergüenza un país en donde su primera autoridad, Don Juan Carlos de Borbón, es también el primero en dar mal ejemplo a sus conciudadanos. Da vergüenza un país en donde no hay manera de conocer de dónde viene la fortuna que el Monarca ha amasado mientras representaba al Estado. Y da vergüenza contemplar cómo mueve Roma con Santigo para evitar que su hija haga frente a responsabilidades por las actividades en las que es materialmente impensable que no haya estado implicada o incluso que él no supiera que se llevaban a cabo.

Da vergüenza un país en donde tantos jueces y fiscales se ponen en marcha, no para administrar justicia, sino para evitar que su peso caiga sobre los delincuentes de almidón, empezando como digo por los miembros de la Casa Real y terminando por banqueros, dirigentes políticos u otros magistrados que entre ellos se protegen abiertamente.

Da vergüenza un país en donde los partidos mayoritarios se ponen de acuerdo para tapar a quienes han robado y destruido el patrimonio de millones de españoles. Da vergüenza que impidan que se investiga lo que ha pasado y que no haya banqueros juzgados y en la cárcel por las estafas que han orquestado en los últimos años y con las que han ganado miles de millones de euros, o políticos por las privatizaciones a favor de amigos que llevaron a cabo.

Da vergüenza un país en donde los partidos mayoritarios engañan sistemáticamente a sus votantes cuando llegan al gobierno, olvidándose de sus programas electorales, sin que pase nada.

Da vergüenza un país en el que los gobernantes y líderes políticos mayoritarios pueden traicionar al pueblo y a la Nación entregándola a intereses extranjeros o a los de grupos minoritarios, sin someter sus decisiones a la voluntad popular. Da vergüenza un país gobernado por mentirosos y traidores que cambien la Constitución sin consultar al pueblo al que llaman soberano o que promulgan leyes electorales para impedir que todos los intereses sociales estén fielmente representados en las instituciones.

Da vergüenza un país en donde hay cientos de diputados que aceptan y votan cualquier cosa que les digan sus jefes de filas, que mantienen silencio y su culo pegado al sillón sin rechistar sea cual sea la decisión que les impongan.

Da vergüenza un país que consiente que los parlamentarios roben a los ciudadanos cobrando dietas por desplazarse o vivir en Madrid cuando residen siempre allí y allí es donde tienen sus viviendas habituales.

Da vergüenza un país donde los líderes de los partidos han pedido a los bancos créditos millonarios que no devuelven, haciendo que los paguen todos los españoles.

Da vergüenza un país en donde tantos munícipes que deben velar por el interés público y que cobran por ello jugosos sueldos han puesto en bandeja a los promotores los negocios millonarios de los últimos años, haciéndose ricos o financiando a sus partidos a base de cobrarles comisiones.

Da vergüenza un país en donde los políticos manipulan tan descaradamente los medios de comunicación o que reparten las licencias con arbitrariedad y sectarismo para favorecer a sus afines.

Da vergüenza un país en donde la mayoría de los periodistas calla para obedecer a sus amos, o que se limita a reproducir la letanía de mentiras con las que justifican todo lo que está pasando. Y da vergüenza que la gente no proteste día a día cuando comprueba que las voces disidentes apenas si tienen presencia en los medios de comunicación para explicar lo que nos pasa de otro modo.

Da vergüenza un país en donde las más altas instituciones o tribunales del Estado, que se supone que deberían ser neutrales y controlar a los demás poderes, se componen por cuotas de partido, de modo que sus decisiones se toman con disciplina casi militar y en función exclusiva de los intereses de quienes nombran a sus miembros. Da vergüenza un Tribunal Constitucional en donde el voto de sus magistrados se sabe de antemano porque son conmilitones que votan las sentencias como por encargo. Y da vergüenza que el gobierno, con la excusa de la crisis, desmantele poco a poco los órganos de vigilancia y control de su actuación administrativa.

Da vergüenza un país en donde solo se sabe recurrir a mentiras, que se difunden gracias al enorme poder mediático de los grupos financieros y a la democracia tan imperfecta que tenemos, para justificar los recortes en las pensiones, la educación o la sanidad públicas.

Da vergüenza un país en donde su universidad no estalla para denunciar lo que pasa y las mentiras y estafas que se vienen produciendo, y en donde la mayoría de sus intelectuales se acobardan o acomodan y se achantan.

Da vergüenza un país en donde el gobierno que está obligado a ser neutral frente a las confesiones religiosas se alía con la jerarquía de extrema derecha de una de ellas, imponiendo a la ciudadanía su adoctrinamiento y dándole financiación privilegiada. Y da vergüenza que sean tan escasos los fieles que rechazan ese trato, tan contrario a los valores que su Iglesia dice transmitir a la sociedad.

Da vergüenza un país en donde los políticos pueden mentir, incumplir sus promesas o decir hoy una cosa y mañana la contraria sin que tengan que dar cuenta alguna por ello.

Da vergüenza un país en donde un partido llamado socialista es pieza fundamental del dominio de los grandes poderes financieros, a los que tan directamente sirve cuando gobierna. Y dan vergüenza sus militantes honrados que, a pesar de serlo, callan y no se levantan contra sus dirigentes vendidos.

Da vergüenza un país en donde la afiliaciòn a los sindicatos es tan baja, haciendo que éstos tengan que luchar muy solos, pero da vergüenza también que tantas veces sucumban a intereses corporativos y de que sean esclavos de la financiación que reciben, o incapaces de combatir a sus dirigentes corruptos. Y da vergüenza también la patronal ideologizada, en donde han llegado a apoltronarse auténticos delincuentes, que defiende políticas que son una máquina de destruir empresas y empleos.

Da vergüenza un país en donde las fuerzas opuestas a la agresión política y a los recortes sociales que se están viviendo no logran ponerse de acuerdo porque se dedican a atacarse a veces sin piedad entre ellas, incapaces de entenderse y reconocerse diversas pero aliadas. Da vergüenza que los dirigentes de Iquierda Unida, como partido principal a la izquierda del PSOE, no hayan comparecido todavía con los demás movimientos y organizaciones para anunciar que se unen y que promueven candidaturas unitarias y abiertas a todos los sectores y sensibilidades sociales, y da vergüenza que, en lugar de eso, la mayoría de ellos se limiten a pedir que los demás se sumen a sus filas.

Da vergüenza un país en donde en medio de una agresión tan impresionante contra los derechos ciudadanos, la izquierda que se dice más transformadora y solidaria de algunas nacionalidades promueva como horizonte el independentismo, desentendiéndose de los trabajadores y pueblos del resto del Estado y prefiriendo unir sus destinos a las oligarquías locales que agreden al suyo.

Da vergüenza un país en donde la mayoría de la gente no ve a su patria más que en la camisa de una selección de fútbol y que solo la ve en peligro cuando pierde en los campos de juego, y no cuando se atacan su democracia o los derechos sociales de sus ciudadanos; que grita y se enrabia solo cuando se cuelan goles o cuando se falla un penalti pero que calla cuando le quitan servicios públicos esenciales, y que no sale en masa a la calle para denunciar y pedir que se enjuicie a los ladrones de dinero público que ocupan las instituciones.

Da vergüenza esta España corrupta y rota, de oligarcas y mercenarios que todavía huele demasiado a dictadura, y da vergüenza que la mayoría de la gente honrada no sea capaz todavía de levantarse y unirse, de reaccionar con inteligencia y valentía ante lo que está pasando para darle la vuelta y un buen limpiado.


http://juantorreslopez.com/impertinencias/espana-da-verguenza/

miércoles, 19 de junio de 2013

En chirona

 Juan José Millás 19.06.2013 diariodemallorca.es

Tendríamos que nombrar usted y yo un grupo de expertos que calificara el acto de incumplir de arriba abajo un programa electoral. Un grupo de expertos que estudiara a fondo lo del piso franco de la red Gürtel, sufragado por el PP, y en el que vive gratis González-Pons, que cobra a su vez del erario público una cantidad equis en concepto de gastos de vivienda. Una comisión de expertos capaz de explicar por qué asuntos tan graves como la enfermedad de las personas se pone en manos de tenderos para los que la salud es una mercancía perecedera. Una comisión de expertos que estudiara a fondo a esa oposición política que en un asunto tan grave como el del recorte de las pensiones se apunta, sin más ni más, a lo que digan los sindicatos. La comisión examinaría a fondo el caso Wert y el caso Bárcenas y el caso Ana Mato y el caso Gürtel y el caso Gallardón y el caso Montoro y el caso Guindos, y el caso Aznar y el caso Campeón y el caso de los ERE de Andalucía, todos los casos, en fin, que forman El CASO, periódico inexistente porque lo ha suplantado la realidad.
Si usted y yo nombráramos una comisión de expertos que estudiara EL CASO, con mayúscula, o los casos, con minúscula, las conclusiones de los expertos, por parciales que fueran, harían saltar por los aires todo el teatrillo. Una comisión de expertos que estudiara, por ejemplo, para qué sirve el voto, además de coartada para las troikas que dirigen el mundo. Que nos pusiera al día de lo que sucedió realmente hace diez años en la asamblea de Madrid, cuando de un día para otro se privatizó el sufragio universal a fin que gobernaran los constructores de campos de golf. Una comisión que levantara las alfombras de todos los despachos de todas las bankias que sufrimos. Una comisión que nos explicara cómo Bárcenas sale y entra y se mueve con una libertad incompatible con los millones que van apareciendo en sus cuentas suizas. Una comisión rigurosa, se entiende, como la que ha aconsejado al Gobierno recortar las pensiones y evitar su actualización para que los ancianos corran con la lengua fuera detrás de su capacidad de compra. Si nombráramos usted y yo una comisión de comisiones, no habría sitio en las cárceles para meter a tanto delincuente.

http://www.diariodemallorca.es/opinion/2013/06/19/chirona/854057.html

domingo, 16 de junio de 2013

No nos dejan dormir

JUAN JOSÉ MILLÁS 15.06.2013 diarioinformacion.com

El cáncer inexistente de Angelina Jolie ha disparado la cotización en Bolsa de una empresa dedicada a los estudios genéticos. Usted pide hora, acude, le analizan los pliegues hereditarios y le dicen sí o no. Si es que sí, el consejo de los expertos es que se ampute, preventivamente, esa pierna sana, ese riñón robusto o ese pulmón que da gusto ver, todo ello a fin de dar un corte de mangas a la estadística. Bueno, bueno, Lewis Carroll era un genio. Cada día que pasa se acentúa la impresión de que vivimos en el mundo de Alicia en el País de las Maravillas. Toda lógica convencional ha sido abolida. Hete aquí que de la noche a la mañana nos encontramos chapoteando en un tipo de raciocinio que no pertenece a nuestros hábitos.

Nos hablan de las pensiones de jubilación utilizando un discurso farragoso, supuestamente procedente del mundo de la ciencia, según el cual, dados nuestros antecedentes genéticos, debemos recortarlas, cuando no amputarlas, aunque ahora estén sanas, para prevenir que enfermen. Nuestras pensiones, dicen, aquéllas para las que hemos trabajado toda la vida, llevan dentro de sí, estadísticamente hablando, una enfermedad que no ahora ni mañana, pero sí tal vez (tal vez) dentro de 20 años aflore. Hay que amputar primero, limpiar bien la zona, y luego no actualizarlas de acuerdo con el IPC. Desactualícese usted, en fin, querido jubilado coma menos, salga menos y muérase antes.

Cuando este asunto se ponga en marcha, las compañías de seguros dispararán también su cotización en Bolsa, al modo que los pechos de Angelina Jolie han hecho subir como la espuma las de la empresa de Myriad Genetics. Todo esto debe de tener que ver con el salto cultural que hemos dado de la economía productiva a la economía financiera. Alguien, en Bruselas o por ahí, da al Gobierno español la orden de recortarnos la vida, y suben, claro, los seguros de vida, los planes privados de pensiones, todo eso. Lewis Carroll en estado puro, el Lewis Carroll de Alicia al otro lado del espejo y también el de la Reina Loca.

Solo que nosotros no tenemos ninguna esperanza de despertar. De hecho, parece que lo que se han propuesto es no dejarnos dormir. Por las preocupaciones.


http://www.diarioinformacion.com/opinion/2013/06/15/dejan-dormir/1385548.html?utm_source=rss

domingo, 9 de junio de 2013

El síntoma y la enfermedad

 Juan José Millás diariodemallorca.es 08.06.2013

Todo barrio tiene sus terminales nerviosas. Por ellas sabemos dónde le duele, incluso por qué. En el mío, por ejemplo, hay dos colegios públicos excelentes tanto desde el punto de vista de las instalaciones como desde el de la transmisión de los conocimientos. Lo sé por los comentarios de mis vecinos, casi unánimes a la hora de resaltar las virtudes señaladas. Estos colegios no habían tenido hasta hace poco problemas de plazas. Podías elegir entre uno y otro sabiendo que te tocaría el solicitado en primer lugar. En el peor de los casos, el segundo.

Ahora, sin embargo, el asunto está difícil. La demanda es muy superior a la oferta de plazas y parece que el criterio de proximidad carece del valor de antaño. Las dificultades tienen que ver también con el hecho de que muchos niños que acudían a la enseñanza privada han recalado, por la crisis, en la pública. Los colegios públicos, decíamos, como terminación nerviosa. Me acerco ahora al mercado y visito un puesto de carne en el que siempre había cola porque vendían muy buen género.

-¿Cómo va la cosa? „pregunto.
-Mal, ya lo ves. Ahora hay más gente en la casquería.
La carnicería y la casquería, otras dos terminaciones nerviosas que envían al cerebro señales de que algo no va como debería. Pero en mi barrio hay también una iglesia evangélica en cuya puerta, las tardes de los jueves, se percibe una actividad desusada. Creo que es el día en el que entregan alimentos para la gente más necesitada. Esta iglesia, que empezó de la nada hace cinco o seis años, es ahora mismo un punto de encuentro que la convierte en una de las terminaciones nerviosas más sensibles del barrio. Curiosamente, el edificio en el que se encontraba la Iglesia católica de toda la vida (vivo aquí desde hace muchos años) se ha transformado en una gigantesca tienda de chinos. Para mí es un caso insólito, casi diría que único. No lo había visto nunca. La tienda de chinos, en fin, otra terminación nerviosa.

Hay más, pero no muchas más. A través de ellas puedes tomar la temperatura a un grupo de vecinos. La temperatura, aquí, es alta. Entre unos y otros, procuramos aliviar la fiebre, que es el síntoma, pero no tenemos ni idea de qué hacer con la enfermedad.


http://www.diariodemallorca.es/opinion/2013/06/08/sintoma-enfermedad/851498.html

martes, 4 de junio de 2013

Vómito

OCTAVIO SALAZAR BENÍTEZ. Diario Córdoba 03/06/2013

Se me revuelven las tripas cada vez que escucho los discursos huecos y propagandísticos de los mediocres que dicen representarnos. Siento como un puñetazo en el estómago cuando compruebo que, en nombre de la sostenibilidad y de los designios de poderes salvajes, no dejan de recortarnos derechos y de convencernos de que el progreso en términos democráticos puede detenerse e incluso dar marcha atrás. Me provoca náuseas la tragedia que supone no solo sufrir un gobierno que no parece tener más rumbo que adelgazar al máximo el Estado Social sino también soportar al principal partido de la oposición perdido entre la falta de alternativas y las codicias que supura su ombligo.

Me ha cortado la digestión escuchar a Aznar amenazándonos con convertirse en nuestro salvador, como también lo hacen reiteradamente la chulería de Wert o las posiciones reaccionarias del ministro de Justicia que un día nos engañó con su máscara de centrado. De la misma forma que me ha dejado sin aliento asistir en Andalucía al espectáculo de comprobar cómo todos los partidos, habitualmente negados para la búsqueda de acuerdos que persigan el interés general, no han tenido reparos en unirse para cesar a Chamizo. Este cese se ha convertido en el símbolo más cruel y doloroso del penoso funcionamiento de unas instituciones controladas por las castas partidistas y el espejo más certero de las miserias de unos políticos y de unas políticas que continúan creyendo que somos imbéciles. Unos representantes que, vaya paradoja, han cesado al Defensor del Pueblo precisamente porque cumplía a la perfección la función que el sistema le encomendaba: controlar el poder, defender los derechos, denunciar los abusos y, en su caso, sacar los colores a unas administraciones cuando pisoteaban la dignidad de los más vulnerables. En justo reconocimiento al fiel cumplimiento de su labor, sobre la que creo pocos reparos pueden hacerse, Chamizo ha sido silenciado, al menos desde los púlpitos que controla una izquierda esquizofrénica. Porque estoy seguro que el que tanto nos defendió seguirá haciéndolo en otros espacios cívicos donde afortunadamente será mucho más complicado callarlo. Justo además cuando necesitamos muchos hombres y muchas mujeres que como él encabecen lo que ya solo puede tener la forma de revolución.

Porque son tantos las sinrazones y maldades que se acumulan que mis jugos gástricos no dan abasto. Tal vez me sentaría bien un licor digestivo de esos que en el bar del Congreso se ofrecen a precios subvencionados con el dinero de todos o un paseo en el yate monárquico que, brutal metáfora de la corona que de nada sirve, es reclamado por los empresarios que lo regalaron. Aunque me temo que de poco serviría ante la avalancha de comida en mal estado que todos los días nos ofrecen las instituciones: asquerosa fritanga de caseta cocinada por cúpulas patriarcales que han asumido que la política es una profesión sin la que buena parte de nuestros representantes carecerían del estatus social y económico que hoy disfrutan y que pagamos entre todos.

Es hora, pues, de meternos los dedos y de provocarnos el vómito. Es urgente que expulsemos del sistema los virus que nos provocan gastroenteritis, los alimentos caducados que son imposibles de digerir, las grasas y los azúcares que en lugar de proporcionarnos energía elevan el colesterol y sitúan nuestro corazón ciudadano al borde del colapso. Necesitamos ya, sin más demora, iniciar una rebelión cívica que expulse a los que monopolizan vilmente a las instituciones y que provoque una serie de reformas sin las que nuestro sistema constitucional seguirá herido de muerte. Una muerte de la que no nos salvarán los mesías ni las oraciones que el Gobierno pretende convertir en obligatorias. Porque la salvación solo vendrá de la mano de una ciudadanía más republicana que asuma de una vez por todas que la única salida posible será otro tipo de democracia. La única guillotina con la que cortar las cabezas de quienes insisten en seguir tomándonos el pelo.

OCTAVIO SALAZAR BENÍTEZ. PROFESOR TITULAR DE DERECHO CONSTITUCIONAL DE LA UCO 03/06/2013

http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/vomito_807709.html