Juan Torres López








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El banquero que hablará de tú a Dios

Público.es 10 de septiembre de 2014

El fallecimiento de cualquier ser humano es causa de dolor, sea quien sea, y cuando ha muerto Emilio Botín lo primero es manifestar sinceramente el pesar a su familia, hijos y allegados. Pero eso no puede quitar, tratándose de una figura tan relevante como él, que surjan al mismo tiempo otras reflexiones sobre su trayectoria como banquero. Es difícil olvidarse de que Botín refleja mejor que nadie en España el poder de una casta que actúa por encima del bien y del mal y que decide sobre los demás como si nada más que sus propios intereses fuese lo que hay que tener en cuenta.

Hasta en cuestiones aparentemente baladís, como las del protocolo, quiso imponer siempre Botín su impronta y privilegios para saciar su sed de poder y, a la postre, de dinero. Lo saben bien presidentes, ministros, rectores, magistrados, y hasta el propio rey. Su gabinete se encargaba manu militari de que el banquero compareciese siempre por encima de los demás aunque fuese ensombreciendo a quienes por rango y representación estaban muy por encima de él. Aquella foto junto a la Virgen del Pilar imponiendo un manto con el logo de su banco también lo dice todo.

¿Qué ocurriría si los españoles de a pie supieran con pelos y señales de dónde ha salido su fortuna y la de su banco, lo que Botín orquestó para acumular bancos, empresas, inmobiliarias, y para comprar a personas y políticos a su servicio? ¿Cómo reaccionaría si se enterasen de lo que hizo para quedarse con Banesto o cómo engañó a miles de personas con las cesiones de crédito?

Botín ha sido el paradigma de banquero causante de daños y de una crisis descomunal que sale de rositas de cualquier cosa que haga como muestra de que el poder es él y lo que representa, por encima de cualquier otra institución representativa. Ha sido la muestra palpable de que el sistema financiero actual y el capitalismo en general son cada vez más, o quizá ya definitivamente, incompatibles con la democracia y con la división de poderes.

Con el tiempo se supo que la entonces secretaria de Justicia y más tarde todopoderosa vicepresidenta del gobierno y hoy miembro del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega, dio órdenes a la fiscalía para que no se actuara contra él y de él dijo el Tribunal Supremo que “su actuación transgrede la ética y repugna socialmente”, lo que al fin y al cabo es lo peor que puede decirse de uno. Y, desde luego, sin que nadie haya sido capaz de condenarlo por ese tipo de cosas que no tienen efectos simplemente estéticos o morales, sino económicos y patrimoniales muy graves para millones de seres humanos.

Ahora solo cabe esperar que Emilio Botín descanse en paz pero aquí abajo deja una estela de mal hacer, de impunidad y de crisis provocadas por la avaricia bancaria de los banqueros como él que produce sufrimiento y daño a millones de personas.

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La reválida de Susana Díaz 13 ABR 2014 elpais.com

La presidenta ha conseguido graduarse y con nota como defensora del orden establecido.

No sé si la presidenta ha buscado, como se ha dicho, revalidarse como estadista aprovechando el conflicto con Izquierda Unida. Pero, buscándolo o no, lo que creo que ha conseguido ha sido graduarse y con nota como defensora del orden establecido. Dos cosas, sin embargo, que no son exactamente lo mismo en los tiempos que corren.

Incluso santo Tomás decía que “si la ley resulta gravemente injusta no solo no debe obedecerse sino que ni siquiera merece propiamente el nombre de ley”. Y lo que está ocurriendo en estos momentos en nuestro país se acerca mucho a ello, sobre todo, en materia de vivienda.

La legalidad que según la presidenta deben obedecer sin rechistar las personas sin hogar es la del desahucio express que puso en marcha su partido justo cuando millones de familias empezaban a no poder pagar sus hipotecas y alquileres. O las que garantizan la propiedad improductiva de millones de vivienda a bancos que han creado los problemas que tiene la gente; sin respetar, por cierto, una ley superior, la Constitución, que dice que “toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”.

¿Tenía que haberse quedado quieto Jesucristo y no expulsar a los mercaderes del templo, en donde la ley de la época les daba derecho a estar? ¿Tenían que haber respetado siempre la legalidad de su tiempo los esclavos? ¿Hizo también mal Rosa Parks cuando no cedió su asiento en el autobús a un muchacho blanco que se lo reclamaba con todo derecho, según la legalidad entonces vigente? Y nuestras madres y abuelas, ¿también debieron obedecer sin rechistar las leyes que les obligaban a pedir permiso a sus padres y maridos para trabajar, hacer un viaje o cobrar un cheque?

Puede admitirse que Fomento no haya hilado fino ante un problema delicado, pero de ahí a la sobreactuación que ha estado a punto de derribar el Gobierno hay mucha distancia. El problema real son millones de viviendas vacías, incluso las sociales que no se entregan porque la gente que más las necesita ni siquiera puede pagar sus alquileres o porque los bancos no dan créditos para que se puedan comprar. Son las políticas que se vienen aplicando, antes por Zapatero y sobretodo ahora por el PP —un partido que en Sevilla y otras ciudades no ha movido ni un dedo para solucionar estos dramas—, y que han arruinado a miles de empresas y destruido millones de empleos para salvar a los banqueros.

Hay que cambiar esas leyes y no aceptarlas como se pide. Para ayudar a los más débiles, como estoy seguro que desea nuestra presidenta, lo que debería tener presente son las palabras de Rosa Parks en sus memorias: “cuando más obedecimos peor nos trataron”.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/04/13/andalucia/1397408313_194093.html


El ‘milagro’de Rajoy

JUAN TORRES 27 OCT 2013 El País Andalucía

Tras el anuncio de la recuperación de nuestra economía no hay milagro sino trileros repitiendo muchas veces la misma mentira

Critican a Rajoy por falta de carisma pero hay quien asegura que tiene mano de santo y hace cosas fuera de lo común.

Es normal creerlo. Parece fruto de una intervención paranormal que él y sus compañeros no hayan sido condenados después de existir tantas pruebas de que todos ellos y su partido se han financiado de modo irregular durante años. O que el político que es capaz de decir que en Fukushima no hay por qué preocuparse porque no hay problemas de radiación nuclear no haya provocado todavía un desastre nacional.

Y también parece milagrosa la recuperación de la economía española que Rajoy afirma que empieza a producirse.

Tengamos en cuenta que estamos donde estamos porque miles de empresas han cerrado despidiendo a millones de trabajadores al no disponer ni de financiación ni de demanda suficiente y que lo que nos dice Rajoy es que estamos sanando sin que se haya recuperado el crédito, ni la demanda, ni el empleo, cuando la inversión y el gasto público productivo se vienen abajo, cuando en 2014 cerrarán un 25% más de empresas que este año, cuando ya hay 3 millones de personas viviendo con menos de 307 euros mensuales y el doble de pobres que en 2007.

Verdaderamente, si lo que está diciendo Rajoy es cierto y en 2014 la economía española ya se ha recuperado de estos problemas, que son la crisis, nos encontraremos sin lugar a dudas frente a una cura que solo podrá calificarse de milagrosa.

No quisiera ser yo quien truncara el halo de santidad que igual comienza a rodear a Mariano Rajoy pero no puedo callar que, a mi modesto entender, tras el anuncio de la recuperación de nuestra economía (como tras de otros hechos de apariencia sobrenatural) no hay milagro sino trileros repitiendo muchas veces la misma mentira.

Es verdad que se están creando las bases y haciendo todo lo posible para que recalen en España fondos inversores (buitres los llaman algunos) dispuestos a comprar lo poco que ya nos queda por vender y con mucho dinero fresco para hacer negocios rápidos con lo que sea, y que eso hará que el PIB suba unas décimas en los próximos trimestres.

Pero una cosa es decir que hemos salido de la crisis por ello y otra que hayamos superado los problemas y destrozos que la crisis nos ha causado.

Aunque sea cierto que un empujoncito a tiempo ha hecho que el PIB registre una décima de crecimiento positivo que permite decir que técnicamente hemos salido de la recesión, y aunque siguiera aumentando por la entrada de capitales que se pueda estar produciendo, los males de fondo van a seguir existiendo porque no se ha resuelto ni uno solo de los problemas que los provocan, porque esos capitales no van a crear actividad productiva ni empleo y porque ni siquiera es seguro que vayan a llegar en suficiente cantidad como para hacerse notar. Dejarán buenos beneficios en bancos, comisionistas y grandes propietarios, pero nada más.

La producción industrial y el consumo caen, la deuda pública no deja de subir, un representante del FMI advierte del futuro negrísimo de las empresas españolas, pues el 41% de su deuda es materialmente impagable. Y el saldo comercial exterior que se vitorea como el nuevo motor del crecimiento tiene una cara negativa que el Gobierno esconde. La gran bajada de salarios permite que algunas empresas españolas vendan más fuera. Pero se olvida que la mayor parte de sus rendimientos no vuelven, que el saldo positivo deriva casi todo de que compramos menos porque somos más pobres, que las empresas que se dedican a la exportación son muy pocas (4,35% del total) y muchas menos las que lo hacen regularmente (1,21%). Las demás, el 95,65%, no solo no se benefician de la recuperación por la vía de vender fuera de España sino que los salarios bajos las arruinan porque casi todo lo que venden es gracias a ellos.

Si Rajoy no mintiera diría otra cosa: “La crisis termina pero para el 10% más rico de la población y para el 4,35% de las empresas. Lo siento por los demás, pero mi partido trabaja para quien le paga”.


http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/10/24/andalucia/1382637075_880385.html



Fanfarrias tras el fracaso  14.09.2013 El País

Después de hacer un ridículo olímpico enviando a Argentina la delegación más numerosa y derrochona de las ciudades candidatas para vender unos Juegos low-cost, los gobernantes del PP disimulan su fracaso anunciando a bombo y platillo que el empleo va bien y que la economía española se recupera. Incluso su máximo responsable, el ministro de Guindos, dice que superamos la recesión.

El júbilo se basa en la disminución en 31 personas del paro registrado en agosto y en el superávit de nuestra balanza comercial. Pero es fácil comprobar que estos mensajes de optimismo son otro engaño. Para conocer lo que realmente ocurre en el mercado laboral no vale considerar solo las cifras o la tasa de paro sino el empleo existente. Podría darse el caso extremo de que el paro fuese cero aunque no hubiese nadie empleado, puesto que solo se consideran paradas a las personas que buscan activamente empleo y no lo encuentran. Por eso, si toda la población se encontrase desanimada o creyera que no va a encontrar empleo y no lo buscara,estadísticamente diríamos que no hay paro, aunque tampoco nadie tuviese empleo.

Sin llegar a este supuesto, eso es más o menos lo que está sucediendo en España desde que gobierna el PP. Desde finales de 2011 hasta ahora se ha registrado una disminución de unas 350.000 personas en el total de la población activa, de la cual más o menos un tercio se debe a la caída que se viene produciendo en la población total y el resto a la gente que ha dejado de buscar empleo por desánimo, porque considera que no va a encontrarlo o por cualquier otra razón. Eso ha hecho que nuestra tasa de actividad, la parte de la población empleada o que quiere trabajar y busca activamente empleo respecto a la total, sea ya entre 15 y 20 puntos más baja que la de los grandes países europeos con los que debemos compararnos.

Así se explica que pueda bajar la tasa de paro a pesar de que la ocupación disminuya, que es lo realmente significativo pero a lo que no se suele referir el Gobierno. Incluso en agosto, un mes que suele ser bueno desde el punto de vista del empleo, resulta que la afiliación a la Seguridad Social ha bajado en 99.069 personas y el número de ocupados en 568.290 respecto a los que había en mismo mes del año pasado.

Tampoco lleva razón el Gobierno cuando afirma que el superávit de nuestra balanza comercial refleja que la economía va mejor. En realidad, es justo lo contrario. Es cierto que las exportaciones superan a las importaciones en unos 1.400 millones de euros, pero porque la disminución de los ingresos que percibe la mayoría de la población nos impide comprar tanto como antes, fuera y dentro de España. Menos compras fuera hacen que caigan las importaciones (que si se quita el desastroso año 2008 están en el nivel más bajo desde 1980), y menos compras en el interior han disminuido las ventas de las empresas en España entre un 40% y un 50% desde 2008, lo que les ha obligado a orientarlas hacia el exterior, aumentando las exportaciones.

Pero la otra cara del superávit exterior es que se da a costa de un descenso brutal de los salarios, nunca registrado así en otro país desarrollado, y de una tasa de paro superior al 25%. Algo parecido ocurre con los gastos del Estado. Se alegra el Gobierno de que el saldo entre los ingresos y los gastos no financieros (los llamados corrientes) sea positivo, pero el déficit total aumenta porque los gastos financieros (deuda e intereses) se disparan. Sí, la buena noticia es que nuestras operaciones corrientes no generan deuda. Pero la mala, la que no nos dicen, es que somos mucho más pobres y que nos será imposible pagar la que tenemos encima y que sigue aumentando por culpa de los intereses.

Un gobierno inteligente y patriota se dejaría de fanfarrias y negociaría cuanto antes una quita para poder empezar de nuevo. Si seguimos como estamos, sin cambiar de rumbo, solo conseguiremos que aumente la deuda con los bancos, que son los que así salen ganando.



http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/09/13/andalucia/1379076979_316962.html

España da vergüenza


Publicado en Público.es el 29 de junio de 2013


Da vergüenza un país en donde justo cuando el gobierno se embarca en vender la que llama Marca España, como si fuera una simple mercancía (no puede ser casualidad), los medios de comunicación desvelan una escandalosa trama de corrupción en la que están envueltos la mayoría de sus dirigentes, personajes corruptos que han hecho del servicio público la fuente de su lucro personal a base de concederse sobresueldos con el dinero de todos los españoles o con el de las empresas a las que han hecho favores allí donde gobiernan.

Da vergüenza un país en donde nada más y nada menos que el responsable durante años de las finanzas del Partido Popular que nos gobierna acaba de entrar en la cárcel porque sus fechorías son ya indisumulables y que los dirigentes de su partido, justo a los que ha estado financiando generosamente durante años, no tengan nada que decir y se hagan los locos.

Da vergüenza un país en donde su primera autoridad, Don Juan Carlos de Borbón, es también el primero en dar mal ejemplo a sus conciudadanos. Da vergüenza un país en donde no hay manera de conocer de dónde viene la fortuna que el Monarca ha amasado mientras representaba al Estado. Y da vergüenza contemplar cómo mueve Roma con Santigo para evitar que su hija haga frente a responsabilidades por las actividades en las que es materialmente impensable que no haya estado implicada o incluso que él no supiera que se llevaban a cabo.

Da vergüenza un país en donde tantos jueces y fiscales se ponen en marcha, no para administrar justicia, sino para evitar que su peso caiga sobre los delincuentes de almidón, empezando como digo por los miembros de la Casa Real y terminando por banqueros, dirigentes políticos u otros magistrados que entre ellos se protegen abiertamente.

Da vergüenza un país en donde los partidos mayoritarios se ponen de acuerdo para tapar a quienes han robado y destruido el patrimonio de millones de españoles. Da vergüenza que impidan que se investiga lo que ha pasado y que no haya banqueros juzgados y en la cárcel por las estafas que han orquestado en los últimos años y con las que han ganado miles de millones de euros, o políticos por las privatizaciones a favor de amigos que llevaron a cabo.

Da vergüenza un país en donde los partidos mayoritarios engañan sistemáticamente a sus votantes cuando llegan al gobierno, olvidándose de sus programas electorales, sin que pase nada.

Da vergüenza un país en el que los gobernantes y líderes políticos mayoritarios pueden traicionar al pueblo y a la Nación entregándola a intereses extranjeros o a los de grupos minoritarios, sin someter sus decisiones a la voluntad popular. Da vergüenza un país gobernado por mentirosos y traidores que cambien la Constitución sin consultar al pueblo al que llaman soberano o que promulgan leyes electorales para impedir que todos los intereses sociales estén fielmente representados en las instituciones.

Da vergüenza un país en donde hay cientos de diputados que aceptan y votan cualquier cosa que les digan sus jefes de filas, que mantienen silencio y su culo pegado al sillón sin rechistar sea cual sea la decisión que les impongan.

Da vergüenza un país que consiente que los parlamentarios roben a los ciudadanos cobrando dietas por desplazarse o vivir en Madrid cuando residen siempre allí y allí es donde tienen sus viviendas habituales.

Da vergüenza un país donde los líderes de los partidos han pedido a los bancos créditos millonarios que no devuelven, haciendo que los paguen todos los españoles.

Da vergüenza un país en donde tantos munícipes que deben velar por el interés público y que cobran por ello jugosos sueldos han puesto en bandeja a los promotores los negocios millonarios de los últimos años, haciéndose ricos o financiando a sus partidos a base de cobrarles comisiones.

Da vergüenza un país en donde los políticos manipulan tan descaradamente los medios de comunicación o que reparten las licencias con arbitrariedad y sectarismo para favorecer a sus afines.

Da vergüenza un país en donde la mayoría de los periodistas calla para obedecer a sus amos, o que se limita a reproducir la letanía de mentiras con las que justifican todo lo que está pasando. Y da vergüenza que la gente no proteste día a día cuando comprueba que las voces disidentes apenas si tienen presencia en los medios de comunicación para explicar lo que nos pasa de otro modo.

Da vergüenza un país en donde las más altas instituciones o tribunales del Estado, que se supone que deberían ser neutrales y controlar a los demás poderes, se componen por cuotas de partido, de modo que sus decisiones se toman con disciplina casi militar y en función exclusiva de los intereses de quienes nombran a sus miembros. Da vergüenza un Tribunal Constitucional en donde el voto de sus magistrados se sabe de antemano porque son conmilitones que votan las sentencias como por encargo. Y da vergüenza que el gobierno, con la excusa de la crisis, desmantele poco a poco los órganos de vigilancia y control de su actuación administrativa.

Da vergüenza un país en donde solo se sabe recurrir a mentiras, que se difunden gracias al enorme poder mediático de los grupos financieros y a la democracia tan imperfecta que tenemos, para justificar los recortes en las pensiones, la educación o la sanidad públicas.

Da vergüenza un país en donde su universidad no estalla para denunciar lo que pasa y las mentiras y estafas que se vienen produciendo, y en donde la mayoría de sus intelectuales se acobardan o acomodan y se achantan.

Da vergüenza un país en donde el gobierno que está obligado a ser neutral frente a las confesiones religiosas se alía con la jerarquía de extrema derecha de una de ellas, imponiendo a la ciudadanía su adoctrinamiento y dándole financiación privilegiada. Y da vergüenza que sean tan escasos los fieles que rechazan ese trato, tan contrario a los valores que su Iglesia dice transmitir a la sociedad.

Da vergüenza un país en donde los políticos pueden mentir, incumplir sus promesas o decir hoy una cosa y mañana la contraria sin que tengan que dar cuenta alguna por ello.

Da vergüenza un país en donde un partido llamado socialista es pieza fundamental del dominio de los grandes poderes financieros, a los que tan directamente sirve cuando gobierna. Y dan vergüenza sus militantes honrados que, a pesar de serlo, callan y no se levantan contra sus dirigentes vendidos.

Da vergüenza un país en donde la afiliaciòn a los sindicatos es tan baja, haciendo que éstos tengan que luchar muy solos, pero da vergüenza también que tantas veces sucumban a intereses corporativos y de que sean esclavos de la financiación que reciben, o incapaces de combatir a sus dirigentes corruptos. Y da vergüenza también la patronal ideologizada, en donde han llegado a apoltronarse auténticos delincuentes, que defiende políticas que son una máquina de destruir empresas y empleos.

Da vergüenza un país en donde las fuerzas opuestas a la agresión política y a los recortes sociales que se están viviendo no logran ponerse de acuerdo porque se dedican a atacarse a veces sin piedad entre ellas, incapaces de entenderse y reconocerse diversas pero aliadas. Da vergüenza que los dirigentes de Iquierda Unida, como partido principal a la izquierda del PSOE, no hayan comparecido todavía con los demás movimientos y organizaciones para anunciar que se unen y que promueven candidaturas unitarias y abiertas a todos los sectores y sensibilidades sociales, y da vergüenza que, en lugar de eso, la mayoría de ellos se limiten a pedir que los demás se sumen a sus filas.

Da vergüenza un país en donde en medio de una agresión tan impresionante contra los derechos ciudadanos, la izquierda que se dice más transformadora y solidaria de algunas nacionalidades promueva como horizonte el independentismo, desentendiéndose de los trabajadores y pueblos del resto del Estado y prefiriendo unir sus destinos a las oligarquías locales que agreden al suyo.

Da vergüenza un país en donde la mayoría de la gente no ve a su patria más que en la camisa de una selección de fútbol y que solo la ve en peligro cuando pierde en los campos de juego, y no cuando se atacan su democracia o los derechos sociales de sus ciudadanos; que grita y se enrabia solo cuando se cuelan goles o cuando se falla un penalti pero que calla cuando le quitan servicios públicos esenciales, y que no sale en masa a la calle para denunciar y pedir que se enjuicie a los ladrones de dinero público que ocupan las instituciones.

Da vergüenza esta España corrupta y rota, de oligarcas y mercenarios que todavía huele demasiado a dictadura, y da vergüenza que la mayoría de la gente honrada no sea capaz todavía de levantarse y unirse, de reaccionar con inteligencia y valentía ante lo que está pasando para darle la vuelta y un buen limpiado.


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Más trampas del BCE para cubrir a Merkel

La tramoya - Blog de Juan Torres López 17/04/2013
Hace unos días publiqué un artículo mostrando cómo el presidente del Banco Central Europeo había presentado a los líderes europeos unos datos sobre la evolución de la productividad y los salarios en diferentes países que o estaban manipulados o manifestaban un desconocimiento tremendo de cuestiones económicas básicas (Las trampas de Draghi para bajar salarios). Califiqué ese hecho como una trampa porque de esa forma se confundía a la gente para poder sacar adelante propuestas que no tienen otro fundamento que la ideología neoliberal de quien las propone.

Ahora de nuevo hay que denunciar otra publicación del Banco Central Europeo cuyos resultados confunden a la población y que se difunden para ayudar a la política reaccionaria de la señora Merkel y su gobierno, empeñados en justificar su guerra económica contra Europa diciendo a sus conciudadanos que la desidia de los países del sur de Europa obliga a que las familias alemanas, que son las más pobres, paguen sus excesos.

Diversos medios de comunicación tan influyentes como The Wall Street Journal, Financial Times o Frankfurter Allgemeine se han hecho eco en los últimos días de un trabajo publicado por el Banco Central Europeo en la revista Statistics Paper (“The Eurosystem Household Finance and Consumption Survey, Results from the First Wave”) en la que se cuantifica la riqueza de las familias de los países europeos mostrando que la de las alemanas es menor que las de otros países de la periferia europea.

Los titulares de esos medios son significativos: “Ricos chipriotas, pobres alemanes” Reiche Zyprer, arme Deutsche) en Frankfurter Allgemeine, “¿Los más pobres de Europa? Mire al Norte” (Europe’s Poorest? Look North) en The Wall Street Journal, o “Los pobres alemanes cansados de rescatar a la eurozona” (Poor Germans tire of bailing out eurozone) en Financial Times.

Pero ese estudio que sirve para proclamar a los cuatro vientos lo injusto que resulta que sean precisamente los alemanes quienes paguen la deuda de esos países con familias más ricas, tiene truco. Como acaban de demostrar los investigadores Paul de Grauwe y Juemey Ji en un artículo publicado en Social Europe Journal (Are Germans Really Poorer Than Spaniards, Italians And Greeks?) de los datos que el Banco Central Europeo proporciona en ese estudio no se pueden extraer semejantes conclusiones porque se refieren a la riqueza mediana de las familias estudiadas y no a la riqueza media.

Para quienes no estén habituados a estos conceptos, mostraré su diferente significado con un sencillo ejemplo.

Supongamos que se trata de comparar la riqueza de las familias de dos países A y B, que la riqueza de las cinco familias del país A es 12,13,14,15,16 y la de las familias del país B de 7,8,9,10,71.

La mediana es el valor de la variable que tiene por debajo y por encima el mismo número de observaciones. Por tanto, en el país A la riqueza mediana sería 14 y en el país B sería 9.

Pues bien, veamos por qué es muy incorrecto decir que las familias del País A son más ricas que las del B, o que el país A es más rico, por esa razón que el B.

Si en lugar de tomar la mediana tomamos la media (que es el promedio de la observaciones, es decir el resultado de dividir su valor total entre el número de familias, en este caso) resulta que la riqueza media de las familias del país A es de 14, mientras que la de las familias del país B es de 21.

Lo que ha ocurrido es lógico: la mediana ha “ocultado” la gran riqueza que se acumula, sobre todo, en la quinta familia del país B.

Este simple ejemplo permite comprobar, por lo tanto, que lo relevante no es la mediana (en este caso de la riqueza) sino tener en cuenta la diferencia que hay entre la mediana y la media porque esa diferencia es la que indica el grado de desigualdad que existe entre las variables observadas.

En el ejemplo se ve claramente que el País B que aparece como más pobre si la riqueza se mide por la mediana es en realidad bastante más rico.

En su comentario al estudio del BCE, de Grauwe y Ji muestran que si se toma en cuenta la desigualdad los resultados a los que se llegan son otros. Así, comprueban que la diferencia entre la riqueza del 20% de las familias más ricas y el 20% de las más pobres es de 149 a 1 en Alemania, una desigualdad entre diez y quince veces mayor que la que se registra en España, Italia, Grecia o Portugal, por ejemplo.

Por tanto, no se puede afirmar, como se está haciendo, que las familias alemanas como un todo sean más pobres que las de los demás países. Al decir esto, se oculta que lo que pasa en Alemania es que la riqueza familiar está mucho más concentrada que en los demás países y que allí una parte pequeña de las familias, las muy ricas, se quedan con la mayor parte de la riqueza.

Además, de Grauwe y Ji indican que contemplar solo la riqueza de las familias a la hora de sacar conclusiones sobre lo injusto de que un país rescate a otro es también muy inadecuado. Afirman con razón que habría que tener en cuenta, además de la riqueza de las familias, la que tienen las empresas y el gobierno.

Y ahí resulta también que lo que ocurre en Alemania es que la parte de la riqueza total que le corresponde a las familias, en relación con la de empresas y sector público, es más reducida que en otros países europeos.

Si se contempla la riqueza en su conjunto, y no solo la familiar, por ejemplo a través del stock de capital per capita, resulta que la que hay en Alemania es casi el doble que la que corresponde a países como España, Grecia, Portugal, Irlanda o incluso Italia.

En definitiva, otra vez hace trampas el Banco Central Europeo difundiendo una visión parcial de la realidad que es utilizada por los grandes medios de comunicación para apoyar la estrategia del gobierno alemán orientada a favorecer cada día más a sus grandes empresas y bancos.

El BCE es un instrumento de los grandes grupos de poder empresarial y financiero europeo cuyo mejor representante político es el actual gobierno alemán y en esta ocasión lo demuestra ayudando a que se oculte que lo que ocurre en Alemania no es que el país en su conjunto, o la totalidad de sus familias, se esté empobreciendo por culpa de los países del sur. Es otra cosa: allí hay cada vez más familias alemanas que se empobrecen pero porque la riqueza se concentra en cada vez menos ricos alemanes. Ricos alemanes que también lo son gracias al expolio que sus empresas y bancos, con la inestimable ayuda del Banco Central Europeo, están produciendo en los países del sur.

Merkel y su gobierno no solo son el enemigo número uno de Europa sino también de la inmensa mayoría de los alemanes.



http://blogs.publico.es/juantorres/2013/04/17/mas-trampas-del-bce-para-cubrir-a-merkel/


Alemania contra Europa
Juan Torres López 24 de marzo de 2013 -  http://juantorreslopez.com/
Artículo censurado por El País, edición de Andalucía


Es muy significativo que habitualmente se hable de “castigo” para referirse a las medidas que Merkel y sus ministros imponen a los países más afectados por la crisis.

Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias.

Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficit comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países.

Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%.

Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009).

Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias. Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania.

Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional.

La tragedia es la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos, y que estos, en lugar de defendernos con patriotismo y dignidad, nos traicionen para actuar como meras comparsas de Merkel.

 

Los jornaleros andaluces y la significativas diferencias de sensibilidad ante el robo












A ninguna persona nos gusta que nos quiten lo que es nuestro. Tanto es así que desde tiempo inmemorial los seres humanos nos hemos dado normas e instituciones para evitarlo y para castigar a quien lo haga.
Comprendo, por tanto, el enojo de los propietarios de los supermercados donde un grupo de jornaleros andaluces han sustraído comida. Aunque el objetivo sea noble, ya he dicho que a nadie le gusta que le quiten lo suyo y entiendo, pues, que hayan dado parte a las autoridades.
Incluso entiendo que éstas se hayan movilizado enseguida y que los dirigentes de algunos partidos hayan pedido rápidamente que se castigue a los culpables. Es lo que ha hecho el portavoz adjunto del Partido Popular en el Congreso, Rafael Hernando, quien afirmó que espera que el diputado de Izquierda Unida, Juan Manuel Sánchez Gordillo, sea denunciado por robo porque, según ha dicho, “las leyes se tienen que cumplir y tiene que tener conductas ejemplares. Esta forma de protestas me parecen lamentables y espero que la Justicia tome cartas en el asunto“las leyes se tienen que cumplir y tiene que tener conductas ejemplares. Esta forma de protestas me parecen lamentables y espero que la Justicia tome cartas en el asunto”.
Ya digo que me parece normal. Pero lo que, sin embargo, no me parece tan normal es que estas autoridades y los políticos que se han escandalizado tanto por el hurto de los jornaleros sean tan poco sensibles a otros robos mucho más grandes que ocurren a diario en nuestro país. Es decir, que se enrabien tanto por un hurto de poca monta y no persigan los grandes robos y estafas.
Veamos:
Supongamos que los jornaleros llenaron cada uno de los carros con comida por valor de 300 euros cada uno (lo que significaría, por cierto, que la cantidad total hurtada es muy pequeña para Carrefour y Mercadona, pues entre ambas empresa obtuvieron 845 millones de euros de beneficios en 2011, y si suponemos que recogieron 25 carros de comida resulta que con ese beneficio se podrían llenar 2,8 millones de carros con comida por valor de 300 euros cada uno).
Comparemos ahora este hurto con otros tres robos de los que se han producido o se producen día a día en España:
a) Robo de las compañías eléctricas.
El ingeniero Antonio Moreno ha demostrado que “cada día que pasa sin que el Gobierno apruebe la normativa oficial que defina en qué consiste “la adecuada renovación y actualización del parque de contadores”, las compañías eléctricas cobran ilegalmente las siguientes cantidades (incluido el IVA):
- Más de 600.000 euros por un servicio (“la adecuada renovación y actualización del parque de contadores”) que no prestan porque el Gobierno aún no ha definido en qué consiste dicho servicio.
- Entre 196.000 y 342.000 euros por el error positivo que tiene el 80% de los contadores debido a que no han sido verificados periódicamente porque el Gobierno aún no ha publicado la correspondiente normativa”.
Es decir que las compañía eléctricas (solo por cobrar un servicio de renovación y actualización de contadores que no prestan) roban cada día a los españoles el equivalente a 2.000 carros de supermercado con comida por valor de 300 euros cada uno, lo que representa unos 730.000 carros al cabo del año.
Como puede verse en la web de Antonio Moreno (http://www.estafaluz.com) si se suman los demás conceptos de la estafa continua de estas empresas, resultaría que nos están robando el equivalente a muchísimos más carros.
b) Robo de las preferentes.
Como es sabido, un buen número de bancos engañó a miles de ahorradores españoles colocándoles “participaciones preferentes” como si fueran depósitos, sin informarles de que en realidad son una especie de acciones sin derecho a voto y cuyo efectivo solo se podría recuperar en condiciones muy leoninas (Un reportaje de Tele5 sobre este tema aquí).
Como consecuencia de ese engaño de los bancos alrededor de un millón de personas han perdido la inmensa mayoría de sus ahorros, calculándose que esas pérdidas, un verdadero robo, pueden tener un valor de entre 10.000 y 30.000 millones de euros.
Si aceptamos la estimación más baja (10.000 millones), resulta que los bancos han robado a un millón de españoles, y solo por el concepto de participaciones preferentes, el equivalente a 33 millones de carros de supermercado cargados con comida por valor de 300 euros cada uno.
c) Fraude fiscal.
Según los técnicos del Ministerio de Hacienda el 72% del fraude fiscal (que es de unos 89.000 millones de euros en total), lo realizan las grades fortunas y grandes corporaciones empresariales, lo que significa que éstas dejan de pagar a Hacienda unos 64.000 millones de euros al año.
Si aceptamos que evadir el pago de impuestos al que estamos obligados es un robo a la sociedad, resulta que las grandes fortunas y corporaciones roban a todos los españoles el equivalente a 213 millones de carros de supermercado cargados con comida por valor de 300 euros cada uno.
A estos robos podríamos añadir otros a gran escala, como el que han padecido las familias engañadas que contrataron con bancos créditos con cláusulas suelo fraudulentas (información aquí y aquí), los que practican las empresas farmacéuticas (información aquí), o el sinfín diario de malas prácticas de los bancos que cuestan miles de millones a todos los españoles (adicae). Por no hablar del robo global y de cantidades astronómicas que ha supuesto la crisis financiera, de el de los rescates bancarios, etc.
En conclusión: me podría parecer razonable que se quiera perseguir y condenar a los jornaleros que han hurtado unos cuantos carros de comida por valor de unos 7.500 euros y no en beneficio propio. Pero lo que me pregunto es otra cosa: ¿cómo es posible que los mismos jueces, fiscales, policías, autoridades… que están persiguiendo y que terminarán por encarcelar a los jornaleros responsables por el hurto de unos cuantos carros de comida no persigan con semejante celo a quienes nos están robando cantidades que son varios millones de veces más grandes?
No sé que piensan los lectores y lectoras pero, a la vista de este comportamiento tan contradictorio y de la falta de persecución efectiva que tienen esos robos multimillonarios, lo que yo creo es que criminalizan a los jornaleros no porque les preocupe el robo en sí sino por otra cosa: porque están tirando de la manta para que se vea la peor y más asquerosa vergüenza de nuestro mundo opulento: el hambre. Un sufrimiento, no lo olvidemos, que no es un accidente ni el resultado de la falta de recursos sino, como decía el anterior Relator de las Naciones Unidas para los Problemas de la Alimentación, Jean Ziegler, “un crimen organizado contra la Humanidad”. Y es por eso, creo yo, que los criminales que lo cometen o que ayudan a cometerlo no quieren que se hable de ello.
Así que no seamos hipócritas: Si las autoridades que tanto reclaman el respeto al orden y la propiedad fueran coherentes y acabaran con lo verdaderos ladrones que están robando a la inmensa mayoría de la sociedad no habría más jornaleros llevándose comida de los supermercados.

 http://juantorreslopez.com/impertinencias/los-jornaleros-andaluces-y-la-significativa-diferencia-de-sensibilidad-social-ante-el-robo/


Derecho a desobedecer

 Publicado en Público.es el 17 de julio de 2012

 

El pueblo español y otros europeos hemos comenzado a vivir
bajo una tiranía.


Las autoridades imponen políticas que provocan daños económicos, físicos y morales a la mayoría de la población. Reducen los ingresos y aumenta la pobreza y la exclusión (solo entre 2009 y 2010 aumentó en 1,1 millones el número de personas pobres en España). Disminuyen la financiación de los servicios públicos básicos, lo que hace que aumente la mortalidad, las enfermedades y todo tipo de daños psicológicos y personales (la tasa de mortalidad ha aumentado un 20% en Portugal desde que empezaron a adoptarse las políticas de ajuste y la esperanza de vida ha bajado por primera vez en España). Recortan los derechos de los más desfavorecidos al mismo tiempo que aumentan los privilegios de quienes gozan de más renta y riqueza (la desigualdad aumentará en España un 9% en 2012 como consecuencia de los recientes ajustes fiscales del PP).

Además, imponen estas medidas recurriendo a todo tipo de mentiras.

Dicen que las toman para mejorar la economía pero esta está peor que antes de tomarlas. Nuestra prima de riesgo esta más de 400 puntos por encima de la que había en mayo de 2010 cuando empezaron los recortes que Zapatero y luego Rajoy dijeron que había que tomar para que bajase.

Dicen que las reformas del mercado laboral son para crear empleo y lo que sucede es que la tasa de paro está cinco puntos más alta que antes de aprobarse.

Dicen que hay que reducir el gasto social para disminuir la deuda y resulta que ahora está casi 17 puntos más arriba en porcentaje sobre el PIB que hace dos años porque lo que ocurre, lógicamente, es que con menos gasto público se generan también menos ingresos en todas las actividades.

Dicen que hay que reducir el gasto en personal público porque no hay dinero pero privatizan servicios a base de contratos a favor de empresas privadas que son más caros que el personal que ahorran. Así ha pasado, entre otros muchos casos, con la privatización del servicio de expedición de vidas laborales de la Seguridad Social pagando 4,7 millones de euros a una empresa privada.

Dicen que no hay dinero pero se sacan de la manga cuando les conviene miles de millones para salvar a los banqueros corruptos, conceden amnistías fiscales, desmantelan la lucha contra el fraude fiscal y renuncian a obtener los ingresos que podría proporcionar combatirlo de frente y eficazmente. Solo en pago de deuda ilegítima que deberíamos repudiar nos hemos gastado en 2008, 2009 y 2010 algo más de 122.800 120.842 millones de euros, según Agustín Turiel.

Dicen que todas esas medidas son imprescindibles para salir de la crisis pero la realidad indiscutible es que no hay ninguna experiencia en el mundo de algún país que haya salido de una parecida adoptando este tipo de políticas. Al revés, le han hecho frente mejor quienes hacen lo contrario.

Y entre tanta estafa y falsedad, nuestras instituciones han quedado viejas y resultan inútiles. Ni el PP ni el PSOE son capaces de aportar soluciones a la situación ni de enfrenarse con inteligencia, valentía y dignidad a las imposiciones de los poderes financieros. Pero no tienen inconveniente en repartirse cerca de 25 millones de euros en subvenciones solo para el primer trimestre de 2012, según acaba de publicar el Boletín Oficial del Estado.

El Presidente del Gobierno ha reconocido ante el Pleno del Congreso de los Diputados que en España no tenemos libertad, y ninguna institución, ningún juez, ningún fiscal, ningún partido pide cuentas por reconocer que la voluntad del pueblo ha sido secuestrada.

El Rey, cuya función constitucional es la de arbitrar con equidistancia, toma partido y gobierna a favor de la oligarquía que se beneficia de estas políticas y de los recortes con los que está en desacuerdo el 70% de la población española.

La Constitución es un papel mojado porque no garantiza el ejercicio de derechos básicos, ni la soberanía nacional, ni el libre albedrío de todos sus ciudadanos, ni la defensa de nuestro patrimonio ni la de los intereses económicos de la Nación española, ni, por supuesto, la libertad que Rajoy reconoce sin inmutarse que nos han robado.

Y en Europa se asienta el cerebro del Tirano: no hay manera democrática de hacer frente a las imposiciones de la banca, cuyos antiguos directivos han tomado al asalto las grandes instituciones, y donde sus autoridades incluso comienzan a declararse, como en el Estatuto del Mecanismo Europeo de Estabilidad, inmunes e inviolables (artículo 35.1) decidan lo que decidan y hagan lo que hagan.

Los españoles no tenemos por qué aceptar la traición de nuestros gobernantes y la imposición de políticas injustas y basadas en mentiras, que solo benefician a las minorías privilegiadas, ya salgan de La Moncloa, de Bruselas o del mismo infierno. “Cuando el gobierno viola los derechos de los ciudadanos la insurrección es para el pueblo, y para cada porción del pueblo, el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus deberes”, tal y como decía el artículo 35 de la Declaración de los Derechos del Hombre de 1793, porque, como también afirma la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su Preámbulo, el pueblo tiene el “supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

Si los pueblos no hubieran ejercido estos derechos, si no hubieran desobedecido leyes injustas como las que se imponen ahora, si en lugar de ello hubieran obedecido “con responsabilidad”, como pide la Secretaria General del PP, todavía habría esclavitud, todavía los negros serían considerados seres de rango inferior, y las mujeres ni podrían votar ni tomar decisión alguna sin el permiso de sus padres o maridos.

¡Ya está bien de obedecer a los tiranos que gobiernan contra el pueblo! Hay que reclamar sin miedo elecciones generales para acabar con la estafa electoral protagonizada por el PP y con la ineficacia y corrupción de los partidos instalados en el sistema nacido de la transición, hay que abrir paso a una nueva Constitución que salvaguarde de verdad nuestra soberanía nacional y el ejercicio de los derechos básicos, que combata la corrupción como a un cáncer maligno, que obligue a respetar los principio de equidad y justicia fiscal, que proporcione nuevos medios de participación social y ciudadana… que no permita nunca más la vergüenza de estar gobernados por un presidente al que le dé igual que hayamos perdido la libertad.

Quienes nos imponen estas políticas cuentan ya con un determinado grado de respuesta y rechazo social (“pueden hacer mil marchas, mil huelgas, nada cambiará”, decía Menem en julio de 1997 en la Argentina que sufría entonces lo mismo que ahora los pueblos europeos). Por eso no basta con respuestas aisladas y desunidas. Hay que reaccionar frente al tirano con el único medio al que nunca podrán vencer: la máxima unidad ciudadana, la desobediencia civil y el sabotaje pacífico, siempre pacífico, y democrático de sus normas e imposiciones. Sin miedo y con esperanza, porque Gandhi lo dijo bien claro: “Siempre ha habido tiranos y asesinos, y por un tiempo, han parecido invencibles. Pero siempre han acabado cayendo. Siempre”.




http://juantorreslopez.com/impertinencias/derecho-a-desobedecer/
 

 

LO QUE ESPAÑA NECESITA: Nuevo libro de V. Navarro, J. Torres y A. Garzón ya disponible en pdf

 

HAY ALTERNATIVAS – Propuestas para crear empleo y bienestar social en España disponible en pdf


ganas de escribir

 


Un mal rescate que nos empujará al abismo


27 de junio de 2012
Publicado en publico.es el 27 de junio de 2012

Por fin se produjo lo que Rajoy, como otras tantas cosas que ha negado, aseguró que nunca se produciría. En una carta, por cierto, plagada de faltas y con redacción deplorable, España se entrega  una vez más a los poderes financieros y se somete a un designio que inmola los intereses nacionales en aras de los mismos grandes banqueros que han provocado el daño que sufrimos.
Lo que Rajoy y sus ministros negaban que se fuese a dar, lo habíamos anticipado con precisión Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo en nuestro libro Lo que España necesita. Una réplica con propuestas alternativas a la política de recortes del PP que ya está en librerías publicado por Deusto Ediciones. En su página 96 escribimos: “En esta situación a los bancos acreedores, principalmente alemanes, lo único que les interesa es salvar sus muebles, es decir, que se garantice que los bancos españoles van a pagar su deuda con ellos. Por eso, con el apoyo de sus gobiernos, presionan al español para que tome medidas que garanticen el saneamiento de sus balances  y el pago de la deuda. Y no les importa que dándole prioridad a esto se deteriore cada día más la economía porque esa es la excusa perfecta que tendrían para intervenir y ‘rescatar’ a España, es decir, para obligarla a suscribir préstamos cuantiosos que se dedicaría directamente a refinanciar a los bancos españoles para que estos devolvieran a su vez la deuda a sus acreedores.”
Da hasta vergüenza escribir de nuevo para adelantar –como venimos haciendo muchos economistas críticos desde hace años– lo que va a ocurrir en los próximos meses, pero es que no resulta difícil preverlo y es preciso combatir como sea la mentira continua de nuestros gobernantes. Ya se han “rescatado” de esta forma a otros países y en otros lugares, así que sabemos casi a ciencia cierta lo que nos va a ocurrir a nosotros cuando se nos aplique el mismo protocolo.
Lo primero que sabemos es que no nos entregamos a almas beatíficas, que sepan cuál es la cura que precisan nuestros males y que tengan los medios para evitarlos, como nos hacen creer. Las autoridades a las que recurrimos para que nos salven son las que han tomado las decisiones que nos han llevado a la situación en las que estamos y las que se muestran totalmente incompetentes e incapaces de sacar a los países europeos de la crisis. Son las que miraron a otro lado cuando los bancos alemanes y europeos en general financiaban la burbuja y cuando cargaban sus balances de basura financiera, provocando así que se hundieran las economías. Y son las que llevan ya dedicados varios billones de euros a salvarlos sin conseguir, sin embargo, que vuelvan a financiar la actividad y el empleo, que es lo que deberían haber conseguido para que la economía vuelva a ponerse en marcha. Nos ponemos, pues, en manos de incompetentes que vienen tomando decisiones en virtud de un fundamentalismo ideológico que en lugar de salvar a otros países los ha hundido aún más después de rescatarlos. Así que es demasiado ingenuo, o una verdadera locura, creer que cuando lo hagan con nosotros van a tener un súbito ataque de sabiduría y lucidez que los lleve a tomar las decisiones correctas que no han sabido adoptar hasta ahora con ningún otro país.
Sabemos que este rescate es, en todo caso, un rescate de los bancos y que ni siquiera eso va a funcionar bien. El rescate que se prepara no va a resolver los problemas del sector bancario porque se adopta sin haberse atrevido a poner en negro sobre blanco la verdadera situación patrimonial de cada uno de ellos, para evitar así el escándalo de mostrar las barbaridades que han cometido los banqueros españoles (y alemanes, no lo olvidemos) a costa de hundir a la economía. No va a funcionar y no va a servir para tranquilizar a los mercados, por utilizar la expresión con la que se refieren a los inversores especulativos que hacen el agosto por anticipado con la incertidumbre, y la prima de riesgo seguirá desbocada porque nadie se cree los resultados de las auditorías privadas que se han realizado para justificar la petición de rescate. Sus estimaciones se basan en el diseño sin fundamento científico alguno de escenarios que nunca han acertado a prever y se refieren al sistema en su totalidad y no en concreto a las entidades que necesitan más o menos capital, que hubiera sido lo necesario. El rescate de la banca que se prepara tampoco salva al sector financiero español como tal, porque este tipo de operaciones no se hace para lograr que vuelva a fluir el crédito, que es lo que hace un sistema sano, sino para recapitalizar discrecionalmente a las entidades y ayudarles a que mejoren sus cuentas de resultados, que es otra cosa. Así que el rescate no va a restaurar la solidez del sector, ni salvará a la banca en general o a todas las entidades que lo conforman, sino que solo conseguirá poner en bandeja de las grandes el resto del mercado.
Este rescate, por supuesto, no salva a la economía española sino que la hundirá más por varias razones. Porque va a ir de la mano de condiciones que van a agudizar la parálisis de la actividad, toda vez que no rompen con la tónica de austeridad y descapitalización pública que vienen provocándola. Porque no contempla los males de fondo que han producido el deterioro estructural de nuestra economía: la especialización perversa; la desigualdad; la venta a mal precio de activos vinculados a nuestro mercado interno y la pérdida de fuentes de ingresos endógenos; la disminución de capacidad adquisitiva de asalariados, de trabajadores autónomos y de pequeños y medianos empresarios; el mal funcionamiento de nuestra administración pública y el gasto innecesario y la corrupción de muchos de nuestros administradores y grandes empresarios; el fraude y la inequidad fiscal y la carencia de políticas redistributivas potentes que ayuden, como en los países más avanzados, a que la actividad sea más sostenible económica, ecológica y socialmente y más competitiva… Y, porque, en lugar de reforzar las necesarias fuentes de valor que se necesitan para que una economía progrese con bienestar (conocimiento, innovación, espíritu empresarial, sinergias y creación de redes…) las va a destruir para muchos años.
Y el rescate no va a permitirnos salir adelante porque tampoco aborda el daño que hace a nuestra economía la pertenencia a una unión monetaria mal diseñada, sin resortes de reequilibrio y sin las instituciones que la teoría económica más elemental nos ha enseñado que debe poseer para no ser un mecanismo endiablado de generación de inestabilidad, de desigualdad y de problemas de eficiencia de todo tipo.
Sin abordar estos asuntos, e incidiendo en los que, por el contrario, ahondan en nuestras carencias, podemos predecir que la economía española va a ir a peor inmediatamente después que se ponga en marcha este rescate. Un rescate a costa de todos los ciudadanos que puede dar un respiro a algunos grandes banqueros, que tendrán más cerca quedarse con todo el mercado, pero que nos pondrá directamente en la antesala de otro nuevo, ya de toda la economía y que igualmente podemos anticipar que tampoco servirá para nada, porque es imposible que España pague la deuda acumulada y la que se va a ir añadiendo cada vez más vertiginosamente, como tampoco la van a poder pagar los demás países europeos.
Nuestros gobernantes se empeñan inútilmente en cuadrar el círculo y así nos han introducido en una espiral trampa de la que ya solo se puede salir cortando por lo sano. Es materialmente imposible hacer frente a la deuda del modo en que quieren hacerlo las autoridades europeos y el gobierno español, suponiendo que este sepa lo que quiere. Las políticas europeas contra el déficit no alivian la deuda sino que son su fuente de crecimiento inagotable. Y ocultan que la deuda no solo tiene causas sino también propósitos: la esclavitud de los pueblos y el mayor negocio de los banqueros. Las políticas y rescates, como el de ahora a España, que dicen que se adoptan para disminuirla simplemente la aumentan y nos sitúan en la antesala de medidas aún más drásticas para avanzar hacia lo que de verdad van buscando: imponer un nuevo modelo que les proporcione beneficios a base de empobrecer a la población para competir a la baja con el resto del mundo, eliminando para ello todo resto de estado de bienestar y de justicia fiscal o económica.
El tiempo se encargará, más pronto que tarde, de señalar de nuevo quién lleva razón y quién no.

http://juantorreslopez.com/impertinencias/un-mal-rescate-que-nos-empujara-al-abismo/

 

Mientras el gobierno negaba todo, nosotros escribimos en Lo que España necesita lo que iba a ocurrir

26 de junio de 2012 

Mientras el gobierno de Rajoy decía que con sus reformas financieras resolvía el problema de la banca española y que nunca habría rescate, Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo escribimos lo siguiente en las páginas 95 y 96 de nuestro libro Lo que España necesita:

“La banca española tuvo unos años de solidez y beneficios extraordinarios pero ahora se encuentra con que una buena parte de sus activos no valen lo que en realidad dicen sus balances porque se trata de activos relativos a la actividad inmobiliaria que se ha venido completamente abajo. En consecuencia, necesita gran cantidad de liquidez y capital que no le resulta fácil encontrar y dedica sus recursos a los destinos más rentables y seguros (como compra de la deuda soberana con el dinero del Banco Central Europeo) en lugar de dedicarlos a financiar a las empresas que crean empleo, con lo que provoca que la economía se deteriore continuamente.
En esta situación a los bancos acreedores, principalmente alemanes, lo único que les interesa es salvar sus muebles, es decir, que se garantice que los bancos españoles van a pagar su deuda con ellos. Por eso, con el apoyo de sus gobiernos, presionan al español para que tome medidas que garanticen el saneamiento de sus balances y el pago de la deuda. Y no les importa que con dándole prioridad a esto se deteriore cada día más la economía porque esa es la excusa perfecta que tendrían para intervenir y “rescatar” a España, es decir, para obligarla a suscribir préstamos cuantiosos que se dedicaría directamente a refinanciar a los bancos españoles para que estos devolvieran a su vez la deuda a sus acreedores”.

Si quieres que no te sigan engañando, te conviene leerlo entero.

http://juantorreslopez.com/impertinencias/mientras-el-gobierno-lo-negaba-nosotros-dijimos-en-lo-que-espana-necesita-lo-que-iba-a-ocurrir/

 

Rescate: se consuma el engaño

10 de junio de 2012
Publicado en publico.es el 10 de junio de 2012

Primero los gobiernos les crearon las condiciones para que financiaran una burbuja de crédito sin precedentes y con la que han ganado docenas de miles de millones de euros. Dictaron leyes de suelo para que los promotores les pidieran préstamos que financiaran construcciones en todas las esquinas de España, que irían quedándose vacías y sin vender cada vez en mayor número. Aumentaron las facilidades fiscales para promover las ventas y desincentivaron el alquiler y el consumo colectivo de servicios de ocio o residencia.
Solo de 2000 a 2007, los bancos multiplicaron el crédito total destinado a la actividad productiva por 3,1, el dirigido a la industria por 1,8, el de la construcción por 3,6 y por 9 el dirigido a la actividad inmobiliaria. Y eso que cada vez disponían de menos depósitos para generarlo: en 2000 la banca española recibía 1,43 euros en depósitos por cada euro que concedía a crédito, mientras que en 2007 solo 0,76 euros.
No contentos con los beneficios que les daba el negocio inmobiliario que condenaba al monocultivo a la economía nacional, impusieron políticas de bajos ingresos y recortes salariales para que las familias y pequeños empresarios vivieran en el filo de la navaja y tuvieran que endeudarse hasta las cejas.
Pero no contentos con obtener beneficios normales, los bancos utilizaron a sus tasadores para aumentar artificialmente los activos sobre los cuales iban a dar créditos, para así generar más deuda y cobrar comisiones más suculentas y recurrieron a todo tipo de prácticas comerciales predatorias para fomentar el consumo: manejaban a su antojo los índices de referencia, incluían la abusiva cláusula que autoriza al banco a vender el piso en subasta notarial si se produce el impago de la deuda, reclamaban importes elevadísimos por cuentas que creían canceladas, cobraban comisiones leoninas (más que en cualquier otro lugar de Europa) por cualquier cosa, giraban una y otra vez un recibo inatendido por el cliente generando múltiples gastos de reclamación por una misma deuda, embargaban saldos en cuentas corrientes sin respetar lo establecido en la ley… hasta cuatro folios me ocupa el listado de malas prácticas que han recopilado las asociaciones de usuarios, es imposible consignarlas todas aquí. Y eso, por no hablar de las estafas estrella, que han podido suponer un auténtico robo de entre 12.000 y 15.000 millones de euros, si no más, mediante las participaciones preferentes, las cláusulas suelo, etc.
Mientras sucedía todo esto, las autoridades dejaron hacer, consintieron las tropelías bancarias y permitieron que se inflase la burbuja sin cesar, haciendo oídos sordos a todas las advertencias.
El actual Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, decía en 2003: “no existe una ‘burbuja inmobiliaria’ (…) el concepto de burbuja inmobiliaria es una especulación de la oposición que habla insensatamente de la economía de ladrillo y olvida que la construcción es un sector fundamental para la economía del país y en el que trabajan cerca de un millón de personas” (El Mundo 2  de octubre de 2003). Y el más tarde Ministro de Economía, Pedro Solbes, afirmaría que quienes auguraban el riesgo de recesión por esa causa “no saben nada de economía” (El País, 11 de febrero de 2008).
Los dirigentes de uno y otro partido negaban lo que hiciera falta, por muy evidente que fuese para el resto de los españoles, con tal de dejar que los banqueros y los grandes empresarios de la construcción literalmente se forraran a costa de todos los españoles.
El gobernador del Banco de España que había colocado el PP, Caruana, se pasaba por el arco del triunfo la denuncia de sus inspectores que en 2006 le señalaban formalmente que no se hacía nada frente a un endeudamiento creciente y muy peligroso de la banca española. Pero eso sí, no había declaración suya o más tarde de su sucesor, el socialista Férnandez, en la que no reclamasen moderación salarial y recortes de gasto social.
Pero gracias a todo ello, los bancos españoles se convirtieron en los más rentables del universo, justo, eso sí, en la misma medida en que situaban a nuestra economía entre las más vulnerables.
Cuando estalló la burbuja y ya no se iba a poder disimular lo que había pasado, el inmenso negocio que los bancos habían hecho a costa de la deuda, todos consintieron en disimular.
Permitieron que los bancos declarasen en balance los activos dañados a precios de adquisición siendo cómplices así de un engaño descomunal que hirió de muerte la credibilidad de nuestra economía porque, por mucho que Zapatero dijese en septiembre de 2008 -como le dictaban Botín y compañía- que el sistema financiero español era “el más sólido del mundo”, los inversores y prestamistas internacionales sabían lo que de verdad había hecho la banca española.
Los dos grandes partidos, a los que se  suman los de los nacionalistas de derechas de Cataluña y el País Vasco, colocaron en las cajas de ahorros a sus amigos y militantes y crearon una red de oligarquías provinciales que alentó la especulación, extendió la corrupción y que comenzó a llevar al desastre a la gran  mayoría de las entidades, al convertirlas en clones de los bancos privados, sin tener capacidad real ni naturaleza legal para serlo.
Y para facilitar la recuperación de los bancos mas grandes y dejarles a ellos todo el mercado consensuaron la ley de cajas que las llevaba a su bancarización forzada, para provocar cuanto antes su caída y el reforzamiento por esa vía de los bancos más grandes.
Claro que, a cambio, esos mismos partidos han recibido cientos de millones de préstamos para ir ganando las elecciones, ahora uno luego otro, que no devuelven, y han podido colocar en sus consejos de administración, o en los de empresas participadas, a docenas de ex dirigentes o socios.
Luego, cuando el sistema saltaba por los aires porque a los alemanes les consumía el ansia de cobrar los préstamos que con la misma compulsión habían dado a los bancos españoles, todos se concitaron para negar que iban a pedir un rescate. Diez días hace que lo negaba rotundo el presidente Rajoy: “no va a haber ningún rescate de la banca española” (EFE 28 de mayo).
Y cuando lo han pedido, niegan lo que efectivamente han pedido: 100.000 millones de euros para entregar a la banca y que vamos a pagar todos los españoles. Niegan que vaya a tener efecto sobre el déficit y la prima de riesgo, cuando será el Estado quien tenga que devolverlo (¿cómo lo harían unas entidades que se capitalizan precisamente porque no tienen dinero?) y tratan de hacer creer que es algo positivo y una ayuda generosa: “Las noticias que traemos hoy son positivas”, dijo el Ministro de Guindos cuando empezaba la rueda de prensa que dio ayer para anunciar el rescate.
Nos han engañado a todos cuando dicen que van a rescatar a España cuando lo que van a hacer es hundirla para años. Nos han engañado los bancos, nos han engañado los gobiernos del PSOE y del PP. Nos han engañado los dirigentes europeos que están borrachos de ideología neoliberal y no se dan cuenta de que las medidas que toman llevan al desastre a los países que las aplican (¿o acaso es que está mejor la economía de Portugal, por no hablar de los ciudadanos portugueses, desde que fue “rescatada”?). Nos ha engañado el Fondo Monetario que se ha sacado de la manga un informe deprisa y corriendo solo para justificar la decisión ya tomada y en el que cifra las necesidades de financiación de la banca española en una horquilla que sitúa, nada más y nada menos, que entre 45.000 millones y 119.000 millones de euro. ¿En qué quedamos?
Y nos engañarán esta tarde el presidente Rajoy y el Príncipe Felipe si es que definitivamente se han ido a ver el partido de fútbol cuando griten ¡España, España!, porque lo que están demostrando es lo contrario: España, los españoles de abajo, les importamos un pepino. Ellos y el resto de los políticos que han permitido lo que acabo de señalar, junto a los banqueros y los grandes beneficiarios de la burbuja y de la crisis, que tendrían que vivir 500 años más para disfrutar de todo lo que han ganado a costa de los españoles, son los responsables de este engaño descomunal. Hay que pedirles cuentas a todos y echarlos para siempre.